
¿Cómo actúa el zamak ante la corrosión?
El zamak es una aleación de metales conocida por su versatilidad, durabilidad y resistencia en diversas aplicaciones industriales. Sin embargo, uno de los principales desafíos que enfrenta este material es la corrosión, un fenómeno natural que afecta a todos los metales expuestos a condiciones extremas, como humedad, agua salada o ambientes industriales agresivos. A pesar de este desafío, el zamak es una de las mejores opciones para enfrentar la corrosión, debido a sus propiedades inherentes, la posibilidad de aplicar tratamientos superficiales y su desempeño superior frente a otras aleaciones en condiciones específicas.
Relación del zamak con la corrosión
Aunque el zamak es generalmente resistente a la abrasión, su exposición prolongada a factores corrosivos como la humedad o las sales puede acelerar su deterioro. De todas las variantes de zamak, el zamak 3 es más resistente a la corrosión que el zamak 5, lo que lo convierte en la opción ideal en ambientes húmedos o salinos. No obstante, es importante tener en cuenta que el zamak 5 tiene mejores propiedades mecánicas, por lo que es preferido en aplicaciones donde la resistencia estructural es crucial, a pesar de que su resistencia a la corrosión es ligeramente inferior.
Métodos de protección contra la corrosión del zamak
A pesar de los riesgos, existen múltiples soluciones para prevenir o mitigar la corrosión en el zamak:
- Recubrimientos metálicos: el uso de recubrimientos como el níquel, el cromo o el cobre proporciona una capa protectora sobre la aleación, aislándola de los factores corrosivos.
- Pinturas y recubrimientos orgánicos: aplicar recubrimientos orgánicos actúa como una barrera física adicional, ayudando a proteger el zamak en entornos industriales o marinos.
- Tratamientos térmicos y de aleación: mejorar la composición del zamak o emplear técnicas de termotratamiento ayuda a reforzar la aleación y su resistencia a la corrosión.
- Protección catódica: un enfoque más avanzado que usa corriente eléctrica para prevenir la corrosión.
Tratamientos superficiales y segundas operaciones para el zamak
La planta de tratamientos superficiales de Jegan en Eibar es un claro ejemplo de cómo la innovación puede maximizar la durabilidad del zamak. Cuenta con una instalación especializada en acabados electrolíticos, donde se aplican distintos procesos para mejorar la resistencia y durabilidad de las piezas de zamak. Estos tratamientos permiten proteger los componentes metálicos contra la corrosión y optimizar su rendimiento en diversas aplicaciones industriales.
Entre los procesos disponibles, se realizan distintos tipos de zincado, tanto en bastidores como en bombo. El zincado en bastidores incluye recubrimientos de zinc níquel alcalino en acabados negro mate y gris mate. Por otro lado, el zincado en bombo se ofrece en opciones de zinc ácido y zinc alcalino, ambos con acabado brillante. Todas ellos con y sin sellante.
Además del zincado, existen otros tratamientos diseñados para mejorar la protección y el aspecto de las piezas. El cromado recubre las superficies con una fina capa de cromo metálico, proporcionando una mayor resistencia a la corrosión y un acabado estético. El proceso de pintado aplica una capa de recubrimiento que protege contra factores ambientales y permite obtener distintos acabados según las necesidades del cliente.
Otra posibilidad es el proceso de PVD (Physical Vapor Deposition), que consiste en la deposición de una fina capa metálica en un entorno de vacío, con lo que se aumenta la dureza y la resistencia al desgaste. Asimismo, la cataforesis (KTL) es un recubrimiento por electrodeposición que proporciona una protección uniforme y duradera frente a la corrosión.
Mantenimiento preventivo del zamak para evitar la corrosión
El mantenimiento preventivo es esencial para prolongar la vida útil del zamak y evitar la corrosión prematura. Entre las acciones más recomendables se incluyen:
- Limpieza regular: eliminar la suciedad y los residuos que pueden acumularse y retener humedad, facilitando la corrosión.
- Inspecciones periódicas: detectar signos tempranos de corrosión para aplicar tratamientos o recubrimientos protectores antes de que los daños sean irreparables.
- Reaplicación de recubrimientos: asegurarse de que los recubrimientos protectores se mantengan en buenas condiciones para seguir protegiendo al zamak.
- Almacenaje adecuado: guardar las piezas en lugares secos y libres de contaminantes para evitar la exposición prolongada a factores que favorezcan la corrosión.
En especial, el zamak 3 se destaca por su mayor resistencia a la corrosión, lo que lo hace aún más adecuado en ambientes salinos y húmedos, aunque el zamak 5 sigue siendo preferido por sus mejores características mecánicas. De hecho, el 95% del zamak consumido en Europa es zamak 5, mientras que en el mercado norteamericano ocurre lo contrario, con una mayor preferencia por el zamak 3. A través de tratamientos especializados y un mantenimiento preventivo adecuado, el zamak puede superar los retos de la corrosión y ofrecer una durabilidad excepcional.
Jegan: experiencia, tecnología y compromiso
El zamak es una de las mejores opciones para enfrentar la corrosión en entornos exigentes. Su resistencia natural, combinada con los avances tecnológicos en recubrimientos y tratamientos superficiales, lo convierte en un material ideal para aplicaciones industriales.
En Jegan, contamos con más de cinco décadas de experiencia en la industria de la fundición y el tratamiento de superficies. Nuestra planta de tratamientos en Eibar se ha posicionado como un referente en la innovación de soluciones anticorrosión para el zamak. No solo fabricamos componentes de alta calidad, sino que garantizamos su durabilidad y resistencia a través de nuestros procesos especializados.
La combinación entre experiencia, tecnología y compromiso con la excelencia nos permite ofrecer soluciones a medida que mejoran el desempeño de nuestros clientes, asegurando que las piezas de zamak sean la mejor opción para superar los desafíos de la corrosión.